En los tiempos del incario, el acullico (masticación de coca) era únicamente para fines ritual-religiosos. Solo a los sacerdotes del Cusco y de los diferentes ‘suyos’ (provincias) del imperio se les permitía masticar la glauca hojita cuando lisonjeaban con sahumerios al Inti, la Pachamama y otros dioses andinos.
Los incas y su parentela, así como los curacas o gobernadores, gozaban de igual privilegio. Estaban excluidos de las severas penas que se aplicaban a quienes caminaran con la mejilla abultada por la coca. Esta era ‘sagrada’ y no se toleraba que anestesiase el paladar de cualquiera.
Los españoles que llegaban a Potosí con ansias de enriquecerse lo más rápido posible se encargaron de ‘desacralizar’ la coca, tras comprobar que su consumo mitigaba drásticamente el cansancio y el hambre. Esto les caía como anillo al dedo respecto al rendimiento laboral de los ‘mitayos’ o esclavos (indígenas aimaras y quechuas) que soterraban en los socavones del Cerro Rico para la extracción de la codiciada plata.
Algo parecido harían después los latifundistas hispánicos del altiplano y los valles para que sus vasallos indígenas trabajaran más y mejor. La provisión de coca era la clave para ello. A fin de satisfacer la creciente demanda del vegetal, se habilitaron los cocales de Yungas, zona a la que fueron a parar esclavos africanos que sobrevivieron a los crueles rigores del trabajo en los socavones mineros de Potosí.
Se omite la consideración de tan deplorables precedentes históricos en la actual valoración de la hoja de coca. Tampoco se toma en cuenta el porcentaje real de la población adicta al acullico. Bolivia, actualmente, tiene más de 10 millones de habitantes que en elevado porcentaje son ajenos a tan controvertida práctica. Es altamente probable que entre consumidores rurales y urbanos (estos últimos, casi siempre, ocasionales) los adictos al acullico no lleguen a los dos millones de habitantes. Lamentablemente, el censo a realizarse en octubre del presente año omite una pregunta sobre el tema, por lo cual toda una nebulosa seguirá recayendo sobre el asunto.
¿Tema de interés nacional? De ninguna manera. Lo de la coca y el acullico es de rango puramente sectorial. Algo propio de los cocaleros de Chapare cochabambino y de los Yungas paceños, que naturalmente aspiran a producir más y ganar mejor. Es que hoy vivimos un interregno político particularmente propicio para que de algún modo alcancen, así fuese a medias, los objetivos (esencialmente económicos) que persiguen.
Fuente: El Deber Tags: acullicu, que es la masticacion de coca, valoracion de la hoja de coca, Pachamama, inti
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